Pequeña guía para preparar las salidas a la naturaleza con txikis

Hubo un tiempo en que la palabra “excursión” no era acogida con ningún entusiasmo por parte del pequeño explorador de la casa. Fue fruto de un par de experiencias en las que nos empeñamos en completar la ruta elegida desde la perspectiva adulta, muy apasionada del senderismo. ¡Qué error de concepto! Y qué manera de echar a perder lo que podría ser una experiencia bonita, generando frustración a toda la familia. 

A partir de entonces, aprendimos a elegir mejor los lugares, que ya no siempre son caminos, a veces son campas, otras bosques… Fuimos aprendiendo a acompañar, a adaptarnos a sus ritmos e intereses, y descubrimos lo maravilloso que es “salir a explorar” la naturaleza en familia, el preludio de una aventura, pasar un día entre palos, piedras y bichos.

Disfrutar del medio natural es un regalo. Relacionarse con la naturaleza nos ofrece potentes estímulos cognitivos, psicomotrices, aprendizajes infinitos y tiene un papel insustituible en el desarrollo del cerebro. Hacerlo en familia, además, refuerza los vínculos afectivos, nos acerca a un mundo con el que a veces hemos perdido conexión por nuestros ritmos del día a día y nos brinda un bienestar que pocas experiencias otorgan con tanta facilidad. Salir a la naturaleza con txikis (niñas y niños pequeños) implica que la perspectiva adulta deba adaptarse a otras necesidades y ritmos.

¿Cómo hacer que la experiencia sea mejor para toda la familia? Con cierta planificación, algunos recursos, aparcando nuestras expectativas deportivas y toda aquella mirada adulta que podemos dejar para otra ocasión, pues los niños se paran, pueden cansarse, caminan más despacio, a veces retroceden a observar de nuevo algo que han visto al pasar… 

En nuestra experiencia personal, algunas claves para una “exploración” redonda han sido:

-Elegir lugares para su etapa de desarrollo y su experiencia. Dependiendo de la personita, quizá prefiera lugares llanos donde camine más cómodamente o justo lo contrario porque le encanta andar entre rocas o barro. Alternar tipos de paisaje también es un aliciente, podemos ir a investigar unas cuevas o visitar un hayedo, comer y jugar en una campa, bañarnos en el río en verano, pisar nieve, ir a la playa en invierno. 

Para elegir estos lugares, primero debemos ser conscientes de lo que funciona mejor en nuestra familia, pero también el boca a boca entre familias con hijas e hijos de edades similares puede ser una ayuda, como también lo son las páginas de turismo que recomiendan rutas para ir con niños, como Turismo vasco, en nuestra zona, o blogs de familias que hacen salidas cerca de donde vivimos.

-Volver al mismo lugar en distintos momentos del año y observar los cambios de las estaciones o volver al mismo lugar con otras familias, son momentos especiales que nos vinculan más a esos lugares y que a los niños pequeños les dan la seguridad de lo conocido y la oportunidad de regresar a paisajes donde han disfrutado. 

-Ir con amigos también es un aliciente, les permite compartir esa experiencia con sus iguales y explorar juegos con otras niñas y niños.

-Salir a disfrutar de lo que surja, ignorando esa presión adulta de completar la ruta o llegar hasta un punto en concreto. Sí que comentamos por qué hemos elegido ese lugar y que hay una cascada, una fuente, un árbol singular o un mirador que nos gustaría ver. Pero no imponemos. Tampoco nos estresamos porque se manchen o mojen, dejamos que disfruten. Llevamos ropa de recambio y ropa adecuada. Las prendas impermeables especiales como los petos de agua, pantalones o vadeadores pueden ser grandes aliados para el disfrute cuando vamos a un río en invierno o sabemos que habrá barro y humedad por la zona.

-Escuchar aquello que nos comparten y observar con ellos lo que les llama la atención no solo es acompañar a la infancia, sino también es una oportunidad para nosotras de descubrir el mundo a través de sus ojos. 

-Llevar su atención hacia descubrimientos emocionantes como un escarabajo, un limaco, una flor, un ave e incluso mostrarles algunos de nuestros conocimientos sobre el medio, sin necesidad de saberlo todo. Lo que no sabemos, podemos aprenderlo juntas ayudando a buscar respuestas a sus preguntas sobre aquello que les despierte curiosidad. Algunos recursos para despertar la curiosidad pueden ser:

  • identificar un árbol llevando una guía de bolsillo o utilizando herramientas como arbolapp
  • google lens, que nos muestra fotos y resultados de google al enfocar, por ejemplo, una planta con el móvil; aunque aquí anotamos que nuestra experiencia con esta herramienta no siempre es satisfactoria, pues tiene cierto margen de error
  • identificador de aves online de SEO Birdlife 
  • las guías de campo de Lurgaia, que se pueden consultar online y permiten identificar árboles, mariposas, anfibios, reptiles, helechos, orquídeas…
  • hacer una foto o tomar una muestra (ej: una hoja) para preguntar en otro momento a alguien que sepa más

-Emplear ciertos recursos para mejorar el paseo que ayuden a conectar con la naturaleza:

  • ir comiendo moras por el camino en verano,
  • recoger setas si sabemos distinguirlas,
  • recolectar “tesoros” o elementos naturales (hojas, flores, palos) con alguna finalidad, pero siempre con moderación, recordando que son parte del ecosistema,
  • animar a hacer sus propias fotos,
  • observar a través de prismáticos, lupas o, incluso, microscopios de bolsillo ¡toda una experiencia!
  • hacer salidas específicas para observar animales, aquí algunos trucos para verlos en ríos,
  • sentarnos a escuchar.

Proponer juegos en el medio natural: 

  • marcos naturales (un marco pequeño de madera vacío en el que enmarcar el paisaje o un cuadradito con celofán de colores),
  • experimentar e investigar con pinturillas naturales, 
  • llevar un papel y hacer impresiones de corteza de árbol,
  • componer con piedras, palos, hojas… ej: mandalas, landart,
  • jugar al escondite entre los árboles,
  • a partir de cierta etapa de desarrollo, llevar un diario o cuaderno de naturaleza anotando lo que observan, pintando con bayas y plantas…

-Dejar todo preparado el día anterior (mochila, ropa de recambio). Así, la salida será directa. Dejamos las botellas de agua preparadas para rellenar a última hora… 

Qué llevamos:

  • comida 
  • snacks
  • agua
  • protección del sol
  • protección del frío
  • protección de la lluvia
  • recambio de ropa y calzado por si se mancha o moja mucho o se marea en el trayecto
  • calzado adecuado
  • ropa por capas, cómoda, que podamos manchar o incluso romper, que transpire… prepararse para sol o lluvia, viento…
  • bolsa para basura (propia y ajena).
  • botiquín básico (tiritas, algo para desinfectar, unas pinzas…) también solemos llevar un poco de menta o hierbabuena para aliviar incidentes con ortigas.

Jugar al aire libre, pasar tiempo en la naturaleza, además de ser un placer, tiene un sinfín de beneficios. Entre los que más nos gustan, destacamos que ofrece oportunidades infinitas de aprender a través de la observación, el juego y el movimiento. Nos enseña a respetar la naturaleza y reduce el consumismo, pues es muy poco lo que necesitamos allí, ayuda a apreciar el mundo en el que vivimos por encima de lo material. Nos aleja de las pantallas y genera juegos abiertos sin roles de género. También nos da pie a ampliar vocabulario, ampliar nociones, siempre a través de la experiencia y el juego. Y en familia, pues compartir estos momentos genera una mayor conexión familiar a través de esas experiencias en la naturaleza. Vivir al margen de la naturaleza, en cambio, nos priva de todas estas experiencias.

Os deseamos muchos momentos de disfrute en familia y esperamos que esta pequeña guía pueda servir de apoyo.

Itxaso

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